Durante su desarrollo motriz el bebé pasa por diferentes etapas en las que va adquiriendo y desarrollando sus habilidades. A partir de los 4 meses empieza a coger objetos y, mediante su manipulación, va descubriendo tanto su entorno como nuevas cosas que es capaz de hacer: agitar objetos, girarlos entre sus manitas, hacerlos sonar, lanzarlos y hasta encajar piezas sencillas.  

La curiosidad, motor de la creatividad

¡Es fundamental para descubrir cómo funcionan las cosas! Las paneras ofrecen al bebé diferentes juguetes fomentando su capacidad de elección y su aprendizaje:

· Manipulando: agitando los juguetes, golpeándolos, chupándolos, colocándoselos en los pies, intentando unirlos... 

· Explorando: descubriendo el tamaño que tienen, la forma, el color, el peso, el sonido...

Al mostrárselos todos a la vez, el niño decide cual coger y cómo hacerlo. Llevárselos a la boca es una manera muy habitual de exploración, por eso nuestras paneras utilizan materiales de calidad aptos para ello. Además, los juguetes están pensados para calmar las molestias de la dentición propias de esta etapa evolutiva.    

El tacto, el oído, la vista, el gusto... los sentidos son la puerta al descubrimiento de nuestro entorno. El cerebro recibe la información que éstos le aportan y a partir de dicha información se elaboran las construcciones mentales. Así que... ¡a experimentar! Jugando los niños aprenden si está frío, si suena, por qué y cuándo sucede, si es grande o pequeño, suave o rugoso, qué pasa cuando lo agita...

Mientras hacen sus descubrimientos mejoran la psicomotricidad, su coordinación ojo-mano-boca, la destreza manual, la imaginación, la iniciativa y la autoestima (si le permites jugar a él solito únicamente supervisando su juego sin darle instrucciones se dará cuenta de su capacidad y reforzará la confianza en sí mismo desde la seguridad de tenerte cerca).

¡Protagonista de su propia historia!

La estimulación de los sentidos favorece su desarrollo motriz y cognitivo. En esta etapa sensoriomotora del bebé, los juguetes ligeros, adaptados a su tamaño y etapa evolutiva, potencian sus habilidades manuales y coordinación.

Además, como su aprendizaje se basa en la observación y manipulación los juguetes con materiales de diferentes colores, pesos, texturas y sonidos contribuyen a su desarrollo cognitivo.

¡Agudizar los sentidos!

Durante la gestación, cada sentido se va desarrollando a medida que el feto va creciendo. Y uno de los que más se desarrolla es el oído. Hacia la semana 22 ya responde al sonido, es decir, ya oye: el latido del corazón materno, el ruido de los diferentes órganos ¡y la voz de mamá! 

A partir de los 2-3 meses de exterogestación gira la cabeza si siente un sonido, buscando el objeto que lo produce. El sonajero de mimbre, la varita de cintas con cascabel y las piezas de madera chocando entre sí son, no solo estímulos sonoros, sino también activadores del sentido de la vista, el tacto y hasta ¡el gusto! Porque los sentidos trabajan en equipo desde muy temprano en el desarrollo motor favoreciendo la coordinación oído-ojo, ojo-mano y mano-boca.