¡Nos vamos al parque! Esta frase tiene poderes: es decirla y la felicidad irradia en sus caras. Ir al parque les beneficia un montón:
· Socializan: allí se relacionan con otros niños.
· La capacidad de juego se multiplica: las estructuras y columpios potencian su imaginación y estimulan su creatividad.
· Hacen ejercicio: al aire libre disfrutan moviéndose libremente. Pueden correr, trepar o deslizarse liberando tensiones igual que nos pasa a los mayores.
· ¡Y aprenden! El juego favorece la satisfacción personal y las habilidades sociales de los peques: el respeto por los demás, el compañerismo, la resolución de conflictos, la superación de la timidez...
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